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domingo, 27 de agosto de 2017

LAS CIMAS MÁS ALTAS DEL MUNDO


A menudo recuerdo el viaje en familia que hicimos hace unos años a Suiza, en el que nos adentramos hasta el profundo valle de Lauterbrunen. Y desde allí ascendimos hasta llegar a una impresionante vista panorámica del Monch, Junfrau , Eiger y Cervino, los cuatro míticos picos por encima de los tres mil metros de esa zona de los Alpes Suizos.
Con mi hijo Joni, el mayor, incluso nos atrevimos a subir un trecho más, hasta que la vista fue conmocionante, porque las montañas, su nieve, sus glaciares, los torrentes de agua del deshielo parecían caer sobre nosotros con toda su majestuosidad.
En la pared de casa está colgada esta fotografía, para recordar la “gesta” sencilla de padre e hijo. Pero sobre todo para recordarnos que la cima es siempre un reto personal.
Si algún sentido tiene el afanarse en escalar las cimas más altas del mundo es por el indomable espíritu de superación humano. Igual que el correr maratones, carreras “iron man” y todo tipo de retos que rozan lo inhumano.
Alcanzar la cima después de tanto esfuerzo nos permite ver el mundo desde otra perspectiva más amplia.
Usando la analogía, superar una barrera interna, algo que nos limita, es ampliar la propia conciencia y el concepto que tenemos de nosotros mismos y de la vida.
Porque las cimas más altas del mundo son las internas. El afán de superación ha de dirigirse sobre todo hacia adentro. Las montañas a conquistar son las propias.
Si no, nos puede pasar como el abuelo de un buen amigo mío, del que decía que era capaz de pegarse con cualquiera pero no se atrevía a declararse a la mujer que amaba.
El paisaje externo es una metáfora del interno; o dicho de otro modo: el viaje, la experiencia, siempre es interna. Porque sólo interiorizando lo vivido podemos destilar reflexiones que amplíen nuestros horizontes y nos empujen a alcanzarlos.
Nos hacemos más sabios.

Los retos están en lo cotidiano, en nuestras relaciones de pareja, de familia, de amistad, profesionales. Los retos nos invitan a superarnos a nosotros mismos cuando evidenciamos que nos paramos, que sentimos miedo, que creemos no ser capaces de superar un obstáculo, una dificultad que nos presenta la vida.
Las montañas son todas esas cimas internas que, en realidad, son el entrenamiento para desarrollar todo nuestro potencial hacia una vida plena y con sentido; esa vida con la que todos aspiramos a ir conquistar día a día y con la que nos sentimos felices.
Porque a veces, el buscar la conquista externa, el alcanzar más cimas, el superar una carrera más o el batir más récords no son más que huidas hacia adelante que siempre nos alejan de nosotros mismos.
Así que recuerda, viajero: viaja ligero sin demasiados apegos, viaja en grupo y bien acompañado por tus afectos directos y los buenos amigos, pues aunque sólo viajas más rápido, en grupo llegas mucho más lejos.
¿Qué cima interna vas a escalar hoy?


Es decir, ¿Con qué limitación personal vas a superarte a ti mismo alcanzando la cima de tu propio Ser? 

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